miércoles, 19 de junio de 2013

El encanto de Eloise lll.

 Capitulo lll: Beso fatal




Eloise había conseguido encandilar al machote completamente, de tal manera que Pierre se la llevo de la discoteca, pidió un taxi, y la adentro en un hotelito, no muy lujoso pero acogedor, y se la llevo directamente a la cama. Estuvieron unos poquisimos minutos achuchandose, y quitandose la ropa como dos fieras hambrientas. Cuando le puso debajo de el, listo para entrar en acción, ella descarada le ordeno con un chillido:

-¡Mirame!

El chico, sorprendido, la miro de mala manera. No solo porque ya no se mostraba tan sumisa y obediente como antes... Joder, ¡le estaba mandando una mujer! Y eso no debía permitirlo. Aparte, le había interrumpido justamente cuando iba a penetrarla.

Pero al mirarla a los ojos se quedo paralizado.

Seguían siendo marrones, penetrantes y tristes. Pero sus ojos, ligeramente almendrados, se achicaron mas y tenían un destello diabólico... Pero lo mas extraño de todo es que se sintió increíblemente atraídos por ellos. Parecían que le llamaban. Como si aquellos alargados ojos le estuvieran embrujando. De repente sin saber porque, los encontraba irresistibles, quería fundirse y adentrarse dentro de ellos para conquistar ese hechizo tan intenso...

-Mirame- le volvió a ordenar, pero mas calmada.

Esta vez el no se negó, ni siquiera pensó. Aquellos ojos eran simplemente adictivos, como si se tratara de una droga.

-Si?-Le contesto, sumiso, sin apartar la vista de ellos.

Eloise sonrió antes de contestar. Su poder hipnotizador funcionaba a la perfección:

-Vas a hacer todo lo que yo te diga, esta claro?- dijo con tono insinuante, pero amenazador.

El dijo si con al cabeza, embobado.

Eloise aparto el cuerpo de el con brusquedad. Y entonces Pierre vio asombrado, atónito, como la chavala se las apañaba para ponerlo boca arriba y, acto seguido, colocarse encima de el, apoyando cada pierna a un lado y posando las manos sobre su pecho. Ahora ella era la dominante y el, bajo la hipnotizacion, no pudo resistirse.

-¿Pensabas que ibas a poseerme tan facilmente, eh? ¡Pues te equívocas!- Le recrimino, mirándolo fijamente a los ojos descaradamente. -Yo no siento, y si yo no siento, no me excito, y si no me excito, la penetración es dolorosa, entiendes?- Le dijo a modo de expoliación, pero sin ocultar el torno burlón. -Pero tranquilo, yo te daré lo que tu quieres...Pero antes tendrás que darme a mi lo que yo quiero. -Añadió con malicia. Y de repente saco sus blancos y afilados colmillos.

Pierre estaba aterrado y excitado al mismo tiempo con la imagen de Eloise, encima de el, completamente erguida dejando entrever su atractiva figura, con el largo y ondulado cabello hacia tras y los colmillos, que parecían los de un felino, sobresaliendo de su boca...

Pero lo que no pudo asimilar fue cuando ella se acerco lentamente a su cuello y, todavía hipnotizado por sus ojos castaños, le clavo los colmillos en la yugular.

Su cara se desencajo cuando noto aquel beso vampirico. Se estaba poniendo pálido y su cuerpo empezó a convulsionarse después de soltar un alarido de dolor. Pero eso no basto para que Eloise no mantuviera quieta a su presa, aunque con esfuerzo, y seguir chupando no solo su sangre, sino también su energía vital. Al cabo de unos minutos paso de resistirse a resignarse. Estaba cansado, habían agotado sus fuerzas. Se relajo un poco, y al no tener los músculos de su cuerpo tan tensos, sintió un incluso algo de placer en el cuello, a pesar de que se deslizaran hilillos de sangre manchando las sabanas blancas de la cama. Pero su placer no era nada comparando con el que estaba sintiendo ella. Le chupaba casi con ansia, y en cuanto mas sorbía de el, mas "viva" se sentía. Poco a poco iba sintiendo mas placer, empezaba a notar como sus sentimientos, pensamientos, sensaciones, emociones e ilusiones volvían a despertarse. Volvía a ser, aunque le duraría poco tiempo, un ser humano. Y en aquellos momentos deseaba intensamente que volviera su alma, y al pensarlo se deslizo involuntariamente una lágrima.

"Joder..." Pensó fastidiada cuando fue consciente de que estaba llorando.

Dejo de chuparle la sangre. Observo su cuerpo pálido e inmóvil, y su cara desencajada por el espasmo. Todavía encima de el, limpio con su brazo la boca ensangrentada, haciendo que un lado de la cara estuviera manchado de sangre y en la otra apenas salpicaduras. Fue desnuda al cuarto de baño que había al lado del dormitorio y se miro al espejo. No pudo evitar pensar que lo que veía reflejado era un monstruo, un monstruo devorador de hombres. Enrabiada por sentir aquello estampo un jabón para las manos hacia el espejo, haciendo que se oyera un pequeño estruendo sin dañarlo. Sin hacer caso omiso, limpio la mancha jabonosa con la mano y volvió a mirarse en el espejo con una mirada cargada de odio. Tenia el ceño fruncido, el pelo alborotado y los ojos acuosos. Sentía desprecio hacia si misma... Se sentía como suele sentirse frecuentemente cuando se acababa de alimentar: Como una muñeca. Una muñeca rota. Una muñeca que le habían partido en dos sin contemplaciones.

Era en esos momentos cuando se sentía una desgraciada, cuando sus sentimientos volvían de golpe. Se sentó débilmente en el inodoro y dejo escapar el llanto. ¿Que importaba que el capullo ese la oyera? En esos momentos ya no le importaba nada, nada...



AliviDami

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