Toda muñeca de porcelana se ha fabricado, exclusivamente, para jugar con ella, divertirse, entretenerse... En pocas palabras, para pasar un buen rato con ella.
A mí eso me parece muy bien, yo no tengo nada en contra, pues todo el mundo tiene derecho a pasárselo bien. El problema surge cuando la gente confunde a los niños con muñecas de porcelana. Y ahí es cuando empieza mal la cosa. En primer lugar, es evidente que los niños no son muñecos de porcelana, son personas, y aunque actúen de forma parecida a esos muñecos frente a vosotros, ya sea porque tienen miedo, vergüenza o simplemente porque no pueden ni quieren asimilarlo, os lo vuelvo a repetir, no son muñecas de porcelana.
Y aunque esa "muñeca" no actúe, no opine, no piense, sea obediente y sumisa, no se resista... Aunque parezca que no, esa muñeca sí siente, y lo que siente es que personas en las que ella creía que la querían abusan no sólo de su cuerpo en contra de su voluntad, sino también abusan de su confianza, y lo que siente esa muñeca es también la dolorosa sensación de haber sido utilizada, estar sucia, usada, tratada –como no- como una muñeca de porcelana.
Y si a nadie le gusta sentirse como un pañuelo de usar y tirar, mucho menos como un muñeco. Pero normalmente, la gente que abusa es demasiado egoísta, miserable y carente de empatía como para preocuparse del sufrimiento presente y futuro que te provocan. Bueno, algunos al menos te piden perdón con tonito arrepentido, con mirada de corderito y con frases y promesas que están más vacías que un cubo sin agua. ¿Para qué sirven las disculpas después de haberte hecho daño? Y esos son los más corteses, porque hay otros que te hacen lo mismo y después desaparecen de tu vida sin dejar rastro, igual que los fantasmas; o también están los que van directamente al grano, sin contemplaciones, y no intentan "anestesiarte" del dolor para que sufras menos.
Lo peor de todo es que el daño no se lo hacen ellos, sino a ti. Ellos no son los que tienen que pasar meses e incluso años sintiéndose rotos e impotentes, ni con sentimientos injustos de culpabilidad o ataques de ansiedad, que lo único que hacen es que exageres las cosas y dan morcilla... Y los que logran superar este problema se les puede considerar afortunados, ya que muchos quedan traumatizados y al final puede que se vuelvan tan hijos de puta como los que abusaron de ellos.
¿Cómo puedes ver en mis ojos como puertas abiertas y comprender todo lo que llevo en mi interior, si siempre me oculto tras mil máscaras?
A mí eso me parece muy bien, yo no tengo nada en contra, pues todo el mundo tiene derecho a pasárselo bien. El problema surge cuando la gente confunde a los niños con muñecas de porcelana. Y ahí es cuando empieza mal la cosa. En primer lugar, es evidente que los niños no son muñecos de porcelana, son personas, y aunque actúen de forma parecida a esos muñecos frente a vosotros, ya sea porque tienen miedo, vergüenza o simplemente porque no pueden ni quieren asimilarlo, os lo vuelvo a repetir, no son muñecas de porcelana.
Y aunque esa "muñeca" no actúe, no opine, no piense, sea obediente y sumisa, no se resista... Aunque parezca que no, esa muñeca sí siente, y lo que siente es que personas en las que ella creía que la querían abusan no sólo de su cuerpo en contra de su voluntad, sino también abusan de su confianza, y lo que siente esa muñeca es también la dolorosa sensación de haber sido utilizada, estar sucia, usada, tratada –como no- como una muñeca de porcelana.
Y si a nadie le gusta sentirse como un pañuelo de usar y tirar, mucho menos como un muñeco. Pero normalmente, la gente que abusa es demasiado egoísta, miserable y carente de empatía como para preocuparse del sufrimiento presente y futuro que te provocan. Bueno, algunos al menos te piden perdón con tonito arrepentido, con mirada de corderito y con frases y promesas que están más vacías que un cubo sin agua. ¿Para qué sirven las disculpas después de haberte hecho daño? Y esos son los más corteses, porque hay otros que te hacen lo mismo y después desaparecen de tu vida sin dejar rastro, igual que los fantasmas; o también están los que van directamente al grano, sin contemplaciones, y no intentan "anestesiarte" del dolor para que sufras menos.
Lo peor de todo es que el daño no se lo hacen ellos, sino a ti. Ellos no son los que tienen que pasar meses e incluso años sintiéndose rotos e impotentes, ni con sentimientos injustos de culpabilidad o ataques de ansiedad, que lo único que hacen es que exageres las cosas y dan morcilla... Y los que logran superar este problema se les puede considerar afortunados, ya que muchos quedan traumatizados y al final puede que se vuelvan tan hijos de puta como los que abusaron de ellos.
¿Cómo puedes ver en mis ojos como puertas abiertas y comprender todo lo que llevo en mi interior, si siempre me oculto tras mil máscaras?
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